Disfrutar de la lectura siempre ha sido un momento propio de cada persona, sin embargo, existen numerosas actividades para compartir tu pasión por los libros con otras personas, que pueden estar de acuerdo o no con tus puntos de vistas, o quizás te ayuden a descubrir aspectos que jamás habrías pensado que podrías hallar al leer la historia.
Hay actividades más propias y tradicionales para acercar la lectura al público en general. Nos referimos a los talleres de lectura o “clubs” que congregan a un grupo de lectores en torno a la lectura de un libro previamente leído. Ahora bien, dentro de la estructura clásica, siempre se pueden hacer adaptaciones que conviertan la propuesta en irresistible. En nuestro caso, el espacio se vuelve circular alrededor de un delicioso té y en ocasiones acompañado de pastas. El ritual de la comida y la bebida es tan sagrado e inmemorial como la lectura, y combinan perfectamente relajando el ambiente y recordando a los presentes que lo más importante es disfrutar.
Y es que este es uno de los puntos de partida que sostienen cada uno de nuestros clubs. Podemos tratar autores latinoamericanos y sus libros publicados desde hace 5 años como máximo (Librería Agapea CAC Málaga) o podemos tratar autores canarios guiados y coordinados de manera ejemplar por la periodista Pilar Negrín del Campo (Librería Agapea Tenerife). Nuestra apuesta es por la cultura, por cada una de sus formas y por cada uno de sus acercamientos. Todos podemos aprender y disfrutar de la lectura del compañero, independientemente de lo acostumbrado que esté a leer o del ritmo al que lo haga. En los dos años que llevamos reuniéndonos una vez al mes, hemos demostrado con creces que la mirada del lector es única y singular y que, cuanto menos, nos dejamos llevar por los prejuicios, más disfrutamos de lo leído y de nuestra Hora de Té&Libros.
Podríamos elaborar una lista de autores que se han tratado en las distintas ubicaciones y citar a algunos como Santiago Roncagliolo o Juan Gabriel Vásquez, en Málaga; Virginia Woolf o Ian McEwan en Palma; un equilibrio entre lecturas de grandes clásicos como Cela o Albert Camus con voces representativas de la actualidad tales como Antonio Muñoz Molina o Alejandro Palomas, en Tenerife; o a John Williams o a Juan Ramón Biedma en Granada. Con este último, tuvimos la ocasión de contar en persona en el contexto del Granada Noir. Y es que este es otro de los puntos fuertes: traer al autor o mantener con él desde la coordinación del club una estrecha conversación, para que nos hable del proceso de creación de su historia y poder inquirirle directamente las cuestiones que más nos apremien.
Destacar por último la importancia de la lectura en voz alta y de volver al texto cuando la conversación vuela libremente hacia otro lugar. En relación al primer punto, comprobamos a diario que no tienen nada que ver la experiencia íntima de la lectura, cada uno en su hogar (o donde tenga ocasión) y en silencio, con lo que ocurre cuando leemos en voz alta. Al compartir la palabra, al leerle al resto de los asistentes aquello que nos ha conmovido, emocionado o enfadado, le damos otro valor y profundidad al libro elegido y al proceso mismo de la lectura.
En ocasiones, cuando leemos textos que convocan tanto a nuestra moral o a nuestro punto de vista político como Las sillitas rojas, de Edna O'Brien, o Patria, de Aramburu, es bueno seguir la regla de justificar cada una de nuestras posiciones con lo que se dice en la página tal o cual, para evitar subjetividades y caer en el juicio, pues estaríamos en otro contexto, y no en un Club de Lectura, donde el protagonista es siempre siempre el LIBRO.