Hablamos con Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) escritor, traductor y filólogo, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2016 por su novela Un Hijo, nos cuenta sobre su proceso creativo, sus hábitos y sus preferencias literarias, entre otros temas.
¿Cómo fue el comienzo de tu carrera como escritor?
La verdad es que tuve mucha suerte. Yo estaba trabajando como corrector y traductor para Siruela y para Alba y acababa de escribir una novela que quiso Siruela y por otra parte ofrecí una idea que tenía para escribir una novela que cuadraba más con el editor de Alba en aquel momento y salieron las 2 a la vez en un plazo de seis meses y estas cosas que hago yo. Pasó así, es muy raro que pase así realmente, ahora no lo haría pero pasó y a partir de ahí la cosa ya estaba hecha.
¿Cómo es tu proceso de escritura? ¿Planificas previamente cada paso, o te dejas llevar por el momento?
He tenido un poco de todo pero en linea general es un proceso muy intenso y en muy corto espacio de tiempo, lo que es la escritura en sí. Es decir el teclear se reduce a un periodo de tiempo muy compacto, estoy muy metido en lo que hago, vivo lo que hago, vivo lo que estoy escribiendo como si realmente lo estuviera viviendo, como si formara parte de mi vida, con lo cual es vivir una realidad que no te pertenece, es un poco locura y hay una linea un poco roja que voy cruzando de un lado a otro.
No planifico nunca ningún paso, empiezo a escribir y sigo escribiendo y los personajes van desarrollándose, voy conociéndolos, como conoces a un amigo o como conoces a un desconocido o un conocido que se convierte en amigo. Voy profundizando en ellos porque me despiertan mucha curiosidad entonces voy descubriendo lo que hacen, lo que dicen, las motivaciones que tienen para ser como son a la vez que el lector o lectora, de hecho yo soy muy lector de mis novelas, es decir, las escribo como lector, como me gustaría leerlas, por eso creo que llegan así, las escribo siempre pensando en el otro no pensando en el Alejandro escritor.
¿Alguna manía o superstición que tengas a la hora de escribir?
No, no tengo muchas manías a la hora de escribir. Necesito un espacio cerrado y una burbuja de aislamiento y saber que no me va a interrumpir nada. A parte de eso, poca cosa más. Eso sí, hago mucho deporte, me ayuda mucho, juego mucho a tenis y a pádel, salgo a correr, hago mucho yoga, me ejercito mucho y más allá de eso, me da por beber mucho Aquarius de naranja, esa es la historia.
Y una vez terminada la obra, ¿cómo es el camino hasta que lo ves publicado?
Eso es muy fácil en mi caso, porque cuando termino la obra llega el momento de las correcciones y soy muy fácil para aceptar correcciones, siempre que sumen estoy muy abierto. Realmente me gusta mucho el trabajo en equipo, me gusta mucho formar parte de un engranaje de correctores, sugerencias, mejoras… Todo lo que sea mejorar me gusta, me da mucha vida.
Es un proceso que a priori puede dar pereza pero que yo lo vivo bien. Por ejemplo, al elegir la portada me implico mucho porque yo sé la portada que quiero, cuando estoy escribiendo la novela ya sé la imagen que quiero con lo cual lo que más me preocupa es que las posibilidades que me vayan a ofrecer se parezcan lo más posible a lo que yo quiero y normalmente ocurre así que tampoco me preocupa demasiado.
¿Cuál de tus libros recomendarías para aquellos lectores que no te conocen aún?
Cualquiera. Los lectores llegan a mi por tantas vías, por tantos libros… Muchos me conocen por El alma del mundo, por ejemplo, que es una novela tan bonita y tan trabajada... yo creo que es la novela más trabajada que tengo, en cuanto a estructura, en cuanto a disección de los personajes, hay un trabajo increíble en esa novela. Las que llegan como intensas y potentes son El tiempo que nos une, por supuesto, Un hijo, desde luego, Una madre, Un perro, Las dos orillas... Lo que ocurre es que cualquier novela mía y eso es lo que yo veo, no es una teoría, es lo que me llega a mi, y es que despierta mucha curiosidad, son puertas para un mundo en el que yo creo que quien entra se siente muy bien con todas ellas. Está Agua Cerrada que queda un poco apartada porque es una novela muy especial que yo creo que me va a dar muchas alegrías en un futuro no muy lejano, es una novela de muy largo recorrido, es una novela muy sensible, muy musical, muy delicada, hay gente que ha entrado por Agua cerrada pero ahí descubren un Alejandro totalmente distinto y creo que es muy interesante también.
Si tuvieras que quedarte con un género literario, ¿cuál sería?
Me quedaría con la novela, realmente creo que es lo que más te permite, es un marco muy amplio para jugar, para desarrollarte, para evolucionar, yo creo que es la mas maleable, la más completa.
Papel, e-book o los dos?Papel, ebook, ¿o los dos?
Yo, papel. No tengo e-book y no sé como funciona, la verdad, pero no por nada sino porque no me ha caído en las manos, no sé cómo es. Tampoco soy muy enemigo de la tecnología, lo que quiero en cuanto a tecnología se me da muy bien pero siempre he leído en papel, me gusta el papel y nunca tuve necesidad de un e-book realmente ni de leer en libro electrónico.
Cuando entras en una librería, ¿qué es lo primero que te gusta hacer?
Ver cómo está iluminada, eso es lo que más me gusta. Ver cómo la iluminan, porque yo me imagino si yo tuviera una librería cómo la iluminaría. Pero me pasa con todo, me pasa cuando llego a una casa, a un bar...cómo están puestas las luces. Creo que la iluminación de los espacios es el 50% de los espacios, así me pasa lo mismo en la ficción, creo que la iluminación, la luz que tienen las novelas, los poemarios, la luz que tienen las películas es el 50%.
¿Cuál es tu libro de cabecera? Ese que siempre recomiendas.
No tengo un libro de cabecera pero el libro que recomiendo desde hace muchísimo tiempo es La puerta de Magda Szabo.
Vemos que Guille (Protagonista del libro "Un Hijo") está derribando fronteras y arrasando en muchos países ¿Qué sientes habiendo conseguido con este libro el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil?
En primer lugar sorpresa, muchísima sorpresa. Es un premio al que uno nunca sabe que es candidato, yo por lo menos no tenía ni idea y creo que nadie lo sabe. La sorpresa es doble porque yo no soy un escritor de literatura juvenil ni infantil por lo tanto que te den este premio en esta categoría es un poco extraño.
Me encanta porque va mucho con mi carrera, es muy Palomas esto de que te den un premio que tu sientas extraño. Siempre he ido muy por libre, en mi vida y en mi carrera. Siempre he hecho lo que he creído que tenía que hacer, he luchado mucho, he picado mucha piedra donde me aconsejaron siempre que no picara piedra y al final ahí había algo que yo intuía. Guille me costó mucho de sacar a la luz pero cuando salió brilla muchísimo. Brilla con luz propia y sigue brillando y esto es lo que ven en otros países. Aquí costó mucho que lo vieran pero también hay veces que uno escribe cosas que parece que vayan a ser tremendas y se quedan en nada y hay veces que uno lucha por algo que realmente cree que tiene que salir adelante y nadie lo ve y cuando sale es una bomba de relojería como ha pasado con Un hijo.
Me encanta este premio porque es el premio a la fé, es el premio al que cree y al que tiene mucha ilusión en lo que hace. Creo que no va a ser el último premio de esta novela, en otros países creo que van a llegar más premios o llegarán de otra forma porque cuando destapas una caja de magia como esta no hay final. A veces hablo de Guille, hablo de Un hijo y pienso “¡ostras! ¿A ver si va a ser esta la novela por la que me van a recordar?”