Castillos De Cartón, de Almudena Grandes, llega a nuestras manos para ampliar un tanto los límites de lo comúnmente aceptado, para ver las cosas desde un prisma diferente, para soplar fuerte sobre un puñado de harina.
En él se cuenta el despertar de tres jóvenes a experiencias novedosas y excitantes, incluso escandalosas si se miran desde fuera, con ese equívoco que da la parcialidad de las miradas ajenas que no desean profundizar.
A través de cuatro maravillosos capítulos, con títulos tan sugerentes como el arte, el sexo, el amor y la muerte, nos cuenta el periodo universitario de dos chicos - Jaime y Marcos - y una chica - Jose - estudiantes de bellas artes en el Madrid convulso y cambiante de los 80 y del triángulo casi equilátero que forman, de cómo consiguen hacer par un número impar.
A través de sueños, de inocencia, de aspiraciones bohemias de gloria en tardes de pintura y miradas, de amor imposible, de sexo libre, enriquecedor y a la vez ingenuo, nos introducen en un intrincado lío en el que cada lector se sentirá identificado con un personaje o con los tres dependiendo del momento.
Nos habla de la imposibilidad de lo imposible, de cómo esta relación de jóvenes marca fatalmente sus vidas y, aún así, habla de esperanza, de utopías en las que la gente se siente que no cabe en los compartimentos estanco que forma esta sociedad, quiere creer.
Hay un sitio para el amor diferente, para el amor eterno con fecha de caducidad.
David S. Blanco